
La Iglesia siempre ha enseñado que orar por los difuntos es una obra de misericordia y que los fieles podemos ayudar a nuestros difuntos mediante la oración, el sacrificio y, especialmente, por la Santa Misa, sacrificio de Cristo.
Las Misas Gregorianas se aplican durante todo un mes por los difuntos. Tienen su origen en un acontecimiento que el Papa San Gregorio Magno (540-604) refiere en sus Diálogos. Según este texto, San Gregorio tuvo una revelación por la que constataba que un religioso llamado Justo había pasado del Purgatorio a la Gloria gracias a la celebración de la Santa Misa, en la que se pidió por su eterno descanso y el perdón de sus pecados durante 30 días consecutivos. Este hecho se difundió rápidamente, a tal grado que los fieles comenzaron a solicitar la celebración de treinta Misas, en forma consecutiva, con el fin de ayudar a sus difuntos a salir del Purgatorio. Las condiciones para estas celebraciones fueron las siguientes: 1º Las treinta misas debían celebrarse en forma continua, sin interrupción, con excepción del Viernes Santo y debían aplicarse siempre por los mismos difuntos. No era necesario que las celebrara un mismo sacerdote, ni en un mismo altar, ni en memoria de San Gregorio.
La Iglesia siempre ha enseñado que orar por los difuntos es una obra de misericordia y que los fieles podemos ayudar a nuestros difuntos mediante la oración, el sacrificio y, especialmente, por la Santa Misa, sacrificio de Cristo.
La costumbre de celebrar las Misas Gregorianas por un alma en particular, demuestra que hay muchas personas que no están listan para el cielo inmediatamente después de morir, y que, por eso, necesitan el poder intercesor del sacrificio de Cristo, presente en la Santa Misa. Así, el alma puede continuar su perfección en la gracia lo que le permitirá entrar finalmente en unión con la Santísima Trinidad, nuestro Dios, quien es el Amor Mismo.
La Santa Misa es la mayor forma de adoración a Dios. Es el sacrificio del Calvario actualizado. Una Santa Misa da a Dios más alabanzas y acción de gracias, realiza la expiación de los pecados y es la oración más perfecta que la eterna adoración de todas las almas. En la Santa Misa, es Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, quien intercede por nosotros. Él es nuestro Sacerdote y nuestra Victima. Siendo Dios, al mismo tiempo Hombre, Sus oraciones, méritos y ofrecimientos son de un valor infinito.
¿Por qué encendemos Velas Votivas por las Almas del Purgatorio?
La vela encendida, es un recordatorio visible de nuestras oraciones en agradecimiento o por nuestras necesidades las cuales guardamos en nuestros corazones.
La vela encendida es una representación muy real de la presencia de la luz de Cristo en nuestras vidas, y es un símbolo de esperanza en un mundo lleno de oscuridad para las Almas del Purgatorio. ¡Deje que su luz brille!
En nuestra Capilla de velas de Nuestra Señora de la Misericordia, encendemos alrededor de 2,500 Velas Votivas por las intenciones especiales de todos nuestros miembros Marianos. Todas las peticiones son recordadas por un ministro de oración y por todos los Padres y Hermanos Marianos.