Santa Gertrudis y las Almas del Purgatorio

Las almas pueden, manifestarse de diversos modos ante nosotros; pidiendo por nuestra oración, perdón y acompañamiento. Santa Gertrudis fue una de las personas que recibió revelaciones de Jesús, y una infinidad de gracias a través de las almas. Ella fue un instrumento que Dios les concedió a las almas del Purgatorio, de esta manera se revelaron muchos de sus misterios.

El propio Jesús le reveló a Santa Gertrudis ésta oración, diciéndole que Él liberaría miles de almas del Purgatorio cada vez que se dijera: "Eterno Padre, te ofrezco la preciosísima Sangre de Tu Divino Hijo Jesus, en unión con todas las Misas celebradas hoy día a través del mundo, por todas las Benditas Almas del Purgatorio, por todos los pecadores del mundo". Amén.

Santa Gertrudis fue tentada por el demonio cuando estaba por morir. El espíritu demoníaco nos reserva una peligrosa y sutil tentación para nuestros últimos minutos. Como no pudo encontrar un asalto lo suficientemente inteligente para ésta Santa, él pensó en molestarla en su beatífica paz mencio¬nándole que iba a pasar larguísimo tiempo en el Purgatorio, puesto que ella desperdició sus propias indulgencias y sufragios en favor de otras almas.

Pero Nuestro Señor, no contento con enviar Sus Ángeles y las miles de almas que ella había liberado, fue en Persona para alejar a Satanás y confortar a su querida Santa. Él le dijo a Santa Gertrudis que a cambio de lo que ella había hecho por las almas benditas, la llevaría directo al Cielo y multiplicaría cientos de veces todos sus méritos.

Las almas tienen en nosotros a quienes pueden ayudarlas a sufrir menos, por lo que buscan que tengamos presente su existencia, su dolor y sufri¬miento, y también su bendición de ser almas que ya están salvadas. Cuando un familiar nuestro fallece, debe ser motivo de inmensa alegría pensar que el alma está en el Purgatorio, que se ha salvado. Pero también, y mucho más importante aún, es la necesidad urgente y apremiante de orar e implorar a Dios por esta alma, para que sea liberada.

Cuando un alma tiene que purgar las penas derivadas de lo que le hizo a alguien que aún está vivo (falta de amor u ofensas), tiene en el perdón de esa persona el modo directo de acortar el sufrimiento. Por eso es que las almas están particularmente atentas a la oración de estos familiares o amigos con los que mantienen ataduras originadas en la falta de amor que tuvieron en vida. Buscan el perdón, el restablecimiento de la cadena de amor que no sólo ayuda al alma purgante, sino al que está en la tierra aún, porque el rencor, el resentimiento y el odio dañan a esa alma también.

Es nuestra obligación suprema, como cristianos, ayudar a las Almas del Purgatorio a ser liberadas con prontitud. No sólo las de nuestros familiares y amigos están allí, esperando nuestra ayuda, sino las de millones de almas que agradecerán multiplicando por mil los favores recibidos, cuando entren al Reino y puedan interceder por nuestras propias almas ante Dios. La forma más efectiva es pedir Misas por ellas, la Sagrada Eucaristía, la Sangre de Cristo es el modo más poderoso de liberarlas.

La oración por las Benditas Almas del Purgatorio es el acto más mara¬villoso de amor que un alma puede dar. Orar por ellas es una demostración de fe en el Reino prometido por Jesús, es una prueba de amor por aquellos que más lo necesitan ya que nada pueden hacer por cuenta propia para acortar sus penas, y es un gesto de unión en la Comunión de los santos, de la Iglesia peregrina en la tierra.

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Una de las devociones más hermosas y extensas es la del Niño Jesús, honrado bajo el título del Divino Niño. La confianza puesta en Jesús se fundamenta en Sus propias palabras:
Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo (Juan 14,13).
El valor de la familia va más allá de momentos de alegría y de apoyo en los momentos difíciles, ya que es en el núcleo familiar donde se cultivan los valores y se crean vínculos afectivos de respeto, lealtad y cariño.

Una de las prácticas principales vinculadas a la devoción del Sagrado Corazón es la devoción a los nueve Primeros Viernes de mes, la cual se deriva de una de las doce promesas que el Corazón de Jesús hizo a Santa Margarita María.