Su lección al morir

Por Félix Carroll

Esto es lo que la tuberculosis causa: puede atacar los pulmones y esparcirse a otras partes del cuerpo. Es acompañada por la tos, algunas veces con flema otras con sangre. Se puede dificultar el respirar. Puede sentir dolor de pecho y sudar excesivamente. Puede sentir fatiga, tener fiebre y perder peso.

Hace setenta y cinco años, el 5 de octubre de 1938, Santa María Faustina Kowalska, gran apóstol de la Divina Misericordia, murió a la edad de 33 años a causa de las complicaciones de la tuberculosis y otros males incluyendo una hemorragia interna.

La autora polaca Maria Tarnawska hizo una recopilación de varios relatos que aseguran que Faustina sufrió una muerte dolorosa. Así, Santa Faustina no sólo nos muestra cómo vivir unidos a la voluntad de Dios, sino que en su muerte, Faustina nos muestra cómo morir. Ella estaba preparada y no sentía miedo.

Sor Crescentia, una monja que vivió en el mismo convento de Faustina en las afueras de Cracovia, describió cómo se veía Faustina (quien era atractiva), antes de su muerte: "Estaba muy fea, muy desgastada, era un esqueleto. Respiraba con dificultad."

Otras hermanas también dijeron que era muy triste verla. Sin embargo, todas ellas dijeron que a pesar de su estado, no se quejaba e incluso era alegre y sonriente.

"Hermana querida, ¿no temes a la muerte?" Sor Crescentia le preguntó.

"¿Por qué debería?" Le contestó Faustina en el lecho de muerte. "Todos mis pecados e imperfecciones serán consumidos como paja en el fuego de la Divina Misericordia."

El día de su muerte, Faustina le susurró a Sor Felicia, "El Señor me llevará hoy." No sólo dijo esto totalmente convencida, pero lo dijo con añoranza. Las hermanas se reunieron a su alrededor por última vez y rezaron por ella mientras su mente comenzaba a apagarse. La futura santa tomó su último aliento a las 10:45pm. Sus últimos momentos fueron tranquilos y en paz.

Las hermanas que la visitaron en sus últimos días, dijeron haber sentido la presencia de Dios en la habitación. Incluso las hermanas que eran indiferentes cuando aún estaba saludable, dijeron haberse sentido en presencia de una santa.

El ahora famoso Diario de Santa Faustina nos da una imagen más clara de su mente mientras se acercaba la hora de su muerte. Su dolor físico y el cansancio aumentaban, y así mismo, aumentaba su unión mística con Cristo.

Ella escribió detalladamente sobre el retiro de tres días que hizo cuatro meses antes de morir (vea el Diario 1753-1779).

Durante el retiro dirigido por Cristo Mismo, Él le aseguró que la santificación y la salvación están disponibles a través de los sacramentos de la Iglesia, especialmente la Santa Eucaristía y la confesión. Él le enseñó a entregarse plenamente a Su voluntad, a poner su "amor a sí misma en el último lugar", a evitar el chisme como si fuera plaga, a actuar amablemente con los que le quieren hacer daño, a esconderse en Su Corazón cuando le acechara la tentación y el desaliento, a estar segura de que Él siempre está con ella, a orar por los enfermos y moribundos, a siempre estar adornada con virtudes de humildad, pureza de intención, y amor.

Sin embargo, no se anda con rodeos con respecto al sufrimiento que se aproxima. Él le dice que no la "engañará" con "perspectivas de paz" y le dice que su "cuerpo y alma estarán a menudo en el fuego."

"Aunque en algunas horas no Me sientas," le dijo Cristo, "Yo estaré junto a ti. No tengas miedo, Mi gracia estará contigo" (1767).

Las palabras de Jesús a Faustina no sólo estaban digiridas a ella sino también a nosotros. Al ella escribir el retiro, es como un curso rápido para cualquier persona que busca la santidad.

Puntos suspensivos a la eternidad
La felicidad de Faustina, su fortaleza spiritual y la glorificación de Jesús se hicieron más notables en su preparación.

Para entonces, ella no podía llevar una vida normal en su comunidad. Sin embargo, fortalecida a través de la Santa Eucaristía, ella se enseñó a sí misma a poner sus sufrimientos para el uso divino, a transformarlos en una ofrenda diaria para la salvación de las almas.

Aunque la última entrada del Diario de Santa Faustina no tiene fecha, se cree que fue escrita a mediados de junio de 1938. Ella ya no tenía las fuerzas para continuar. ¿Qué más había para decir? A excepción de su última confesión y los santos óleos, estaba preparada para morir. En la última cita del Diario ella escribió:

Hoy me envuelve la Majestad de Dios. No logro ayudarme de ningún modo para prepararme mejor. Estoy envuelta totalmente por Dios. Mi alma se inflama de su amor. Sé solamente que amo y que soy amada. Eso me basta. Procuro ser fiel al Espíritu Santo durante el día y satisfacer sus exigencias. Procuro el silencio interior para poder oír su voz ... (1828)

Así termina el Diario, con puntos suspensivos. Así también murió Santa Faustina, con puntos suspensivos por decirlo así, indicando que la historia no termina. Sí, la vida eterna apenas comienza.

Al igual que fue para una santa es también para nosotros: Si mantenemos nuestros ojos fijos en el Corazón Misericordioso de Jesús, podemos estar seguros de que un día, al igual que Faustina, podremos descansar en paz.

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Recordemos que "mediador" es alguien que se pone entre las partes para ayudar a unirlas. Por lo tanto, si Nuestra Señora Madre de Jesucristo-Dios y Madre de todos al pie de la cruz, intercede para unir a Su Hijo con todas las almas, entonces podemos llamarla con toda razón Mediadora.

En este día, recordamos que María es una obra maravillosa de Dios. Concebida sin pecado original, el cuerpo de María estuvo siempre libre de pecado; era totalmente pura.

Alegrándonos de la Pascua meditemos juntos porque: "Este es el día que hizo el Señor! ¡Aleluya! ¡Alegrémonos todos en Él! ¡Aleluya! (Salmo 117).